Por, Dr. Jose Manuel Jáuregui G., Medico Psiquiatra, Ex-Director del Hospital “San Ignacio de Loyola”. Julio del 2020
Desde hace un poco mas de un año no habido un solo día en que alguien no me haya hablado para solicitar instrucciones de cómo llevar a su paciente a internar a la Unidad Hospitalaria de Salud Mental “San Ignacio de Loyola”. Algunos le dicen “Ciudad de Misericordia”, otros simplemente “Loyola”. Y una vez que se enteran lamentan de corazón que sus puertas estén cerradas. Y me piden que les informe acerca de donde hay un hospital semejante. No me queda otra que informarles que esa variante no existe. Ni en Mexico ni en Estados Unidos.
Recuerdo muy claramente el primer dia en que me reuní con las Misioneras Franciscanas que estaban asignadas al hospital para redactar los primeros documentos de operación: “queremos que en el hospital San Ignacio los pacientes sean tratados como hijos de Dios”, Vaya tarea!; los procedimientos tradicionales que en Psiquiatrías se utilizan suelen ser agresivos, principalmente por la necesidad de internar a pacientes que no tienen consciencia de enfermedad. Simplemente no consideran necesitar tratamiento. Diseñar protocolos para internarlos involuntariamente tratándolos “como hijos de Dios” es todo un reto. Pues el Hospital San Ignacio lo aprendió a hacer. Del tamaño del reto fue el esfuerzo y durante los 20 años estuvo prestando sus servicios este modelo, basado en el interés genuino por el paciente, el tratarle como si fuera tu familiar, con amabilidad, respeto a su individualidad; con profunda comprensión y compasión.
Existen opciones de los hospitales tradicionales, pero por muy bien intencionados que sean los proyectos iniciales, los hospitales psiquiátricos siempre terminan convirtiéndose en manicomios. En donde lo que menos se ofrece es amabilidad o respeto. Ni qué decir de la compasión. El Hospital San Ignacio es la excepción. 20 años de atención a miles de pacientes sin perder de vista el deseo original de las Misioneras Franciscanas de Nuestra Señora de la Paz: ” que los pacientes sean tratados como hijos de Dios”.
Alguien dijo que la moralidad de una sociedad se mide por la forma en que esta atiende a las personas mayores. Yo le he agregado a esa frase “y a sus enfermos mentales”. Ayudémosle a las Misioneras Franciscanas a hacer más moral esta sociedad reabriendo el hospital. Los pacientes lo necesitan. Los pacientes lo merecen.